miércoles, 30 de mayo de 2012

Baluchistán, el Estado de Kalat y su incorporación a Pakistán.

Baluchistán en 1906


El emirato de Afganistán perdió las posesiones de Baluchistán y el Sindh en la guerra civil que llevó a Dost Mohammad Jan al poder a comienzos del siglo XIX. En el contexto del Gran Juego entre Gran Bretaña y Rusia por el dominio de Asia Centra se produjo la primera guerra afgana en 1839. El Maharaja de Punjab, Ranjit Singh, negó autorización a las tropas británicas a que pasaran por su territorio. Fue por esto que el 28 de marzo de 1839 los británicos firmaron un tratado con el Jan de Kalat para permitir el paso de las tropas y su abastecimiento, comprobando así la importancia logística de Baluchistán para asegurar su presencia en Afganistán. No obstante, fueron atacados por dos tribus en el paso de Bolan, y los británicos culparon al Jan Mir Mehrab, que murió combatiendo a los invasores en noviembre de ese año. Instauraron al adolescente Shahnawaz Khan bajo la regencia del teniente Loveday; pero cuando los británicos se retiraron, los sardars entronizaron a Nasir Jan II, hijo de Mehrab. El 6 de octubre 1841 firmaron un nuevo tratado por el que los ingleses manejaban las relaciones exteriores, podían estacionar tropas en Kalat. En 1843 anexaron Sindh y en 1849 el Punjab al dominio inglés.
En 1854 firmaron un nuevo tratado que abrogaba el de 1841, por el que reconocían al Jan de Kalat como soberano independiente en tanto que se opusiera a los enemigos del Reino Unido, a cambio de un subsidio anual de 50 mil rupias y asistencia militar en caso de que el Janato fuese invadido. En 1862 se duplicó el subsidio.
En diciembre de 1876 los británicos ocuparon Quetta e impusieron un nuevo tratado, por el que residiría un Agente británico en la Corte en forma permanente, que atendería las relaciones entre el Jan y los sardars -jefes tribales-, y que se les permitiría libremente construir rutas y líneas férreas, así como instalar líneas de telégrafos. En 1877 se estableció formalmente la Agencia de Baluchistán, que controlaba Quetta y el Paso de Bolan.
Deliberadamente se mantuvo en una zona nebulosa el verdadero status de Baluchistán, sin precisar si era un estado soberano o un protectorado, variando el trato de acuerdo a la situación política en el marco del Gran Juego y las rivalidades y tensiones dentro del Raj británico. También mantuvieron un delicado equilibrio entre el Jan y los sardars, de modo de poder evitar cualquier manifestación de independencia del Janato. Los británicos controlaron directamente la frontera con Afganistán, quitando estas áreas del principado baluchi y fragmentando a esta etnia.
Será en el siglo XX cuando aparezcan dos partidos políticos en Baluchistán, el Partido Nacionalista Baluchi (BNP) –próximo a la Liga Musulmana de Jinnah- y el Partido Nacional de Kalat (KNP) –cercano a la posición del Congreso Nacional Indio de Gandhi y Nehru-, que a su vez enfrentaron a los sardars y sostuvieron el discurso de la emancipación y unificación de los baluchis.


Mohammed Ali Jinnah y el Jan Baglar Begi
Tras la segunda guerra mundial, el Janato de Kalat reivindicó su status especial con el Raj británico por su tratado de 1876, y por ello hasta el propio Mohammed Ali Jinnah reconoció el derecho a la independencia de este principado, posición que también los ingleses tuvieron en agosto de 1947. El Jan Baglar Begi declaró que Kalat era un estado independiente que compartiría su defensa e infraestructura con Pakistán. El 11 de agosto, el parlamento baluchi declaró formalmente la emancipación. Los otros territorios baluchis, como Lasbella y Jaran, se incorporaron a Pakistán. Pero a comienzos de 1948, Jinnah comenzó a presionar al Jan para que anulara la independencia y se sumara a Pakistán; si bien el parlamento baluchi se negó, liderado por el KNP, el Jan terminó accediendo. De inmediato, las tropas pakistaníes irrumpieron en Baluchistán y lo anexaron. El hermano menor del Jan Baglar Begi, Agha Abdul Karim Jan Baluch, se negó a reconocer esta anexión forzada y provocó el primer levantamiento, que fue sofocado manu militari. Agha Abdul Karim fue detenido junto a otros líderes de la revuelta baluchi, manteniéndolo preso durante dieciséis años.
Como habremos de ver en sucesivas entradas en el blog, esta región aún hoy está convulsionada y ha protagonizado varias revueltas contra el poder central. La última de ellas contra el régimen autoritario del general Pervez Musharraf desde el 2005 en adelante.


Bibliografía consultada

Muhammad Ishaque Fani et al., "The Resurgence of Baluch Ethnicity and
Nationalism in Baluchistan", en European Journal of Social Sciences, Volumen 20, número 4, 2011.
Javed Haider Syed, "The British Advent in Balochistan", en Pakistan Journal of History and Culture, Volumen 28, número 2, 2007.
Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac, Torneo de sombrasBarcelona, RBA, 2008.

martes, 29 de mayo de 2012

Integridad territorial a toda costa.

El presidente Asif Ali Zardari y el primer ministro Syed Yusuf Raza Gilani, jefe de Estado y de Gobierno, respectivamente, de Pakistán, han manifestado que la integridad y la soberanía de Pakistán se mantendrán a toda costa. No sólo ante las incursiones aéreas de la OTAN en la región de Waziristán, de mayoría pashtún, sino también ante las fuerzas centrífugas de diversas regiones, como el Baluchistán y el Sindh. Es que los otros grupos étnicos recelan del poder acumulado por los punjabis durante los años del régimen autoritario del ex presidente general Pervez Musharraf, y estas demandas de mayor autonomía en regiones del sur, así como la ausencia de control fronterizo con Afganistán, se expresan con mayor claridad en esta etapa democrática de Pakistán. La persistencia de Pakistán como un todo integrado tiene sentido frente a la India, pero no en sí misma, una creación artificial de la Liga Musulmana y de Mohammed Ali Jinnah. Desde esta lectura, no es sorprendente que el mismo día se realizó una nueva prueba del misil Hatf IX, que puede portar una cabeza nuclear y con un alcance limitado de 60 kilómetros.

sábado, 26 de mayo de 2012

Misiles en Pakistán...

Un nuevo ataque de un drone estadounidense en suelo de Waziristán Norte ha dejado como saldo cuatro muertos, esta vez en Miran Shah. De acuerdo al diario The Nation, de Pakistán, con este ataque ya sumarían 112 los muertos en lo que corre del año. 
Asimismo, en la ciudad de Quetta, en la región sudoeste de Baluchistán, han sido arrojados cohetes que han dejado dos muertos y dos decenas de heridos; pero hasta el momento nadie se ha adjudicado la autoría, pudiendo ser de insurgentes islamistas vinculados a Al Qaeda. Esta región conflictiva, que reclama mayor autonomía y que tuvo un levantamiento en el año 2004 contra el gobierno central, durante la presidencia del general Pervez Musharraf, ha sido el tema de una conferencia celebrada en Islamabad. En este evento, Nawaz Sharif, ex primer ministro y líder de la Liga Musulmana Pakistán-Nawaz, afirmó que el levantamiento se justifica por las atrocidades cometidas en esa época -que incluyen la desaparición de personas-, y que debe retornar la administración civil elegida por los habitantes de la región, así como también el control sobre sus recursos: gas y petróleo. Reclamó el juicio a quienes asesinaron al líder baluchi Nawab Akbar Bugti en el año 2006, deplorando que el ex presidente Pervez Musharraf quedara inmune. En esta convocatoria fue aprobada una resolución de quince puntos, exigiendo la retirada de la intervención militar. Otro ejemplo de la inestabilidad de un país creado artificialmente por iniciativa de la Liga Musulmana de Muhammad Ali Jinnah en su disputa con el Congreso Nacional Indio, ya que está compuesto por varias etnias que sólo tienen en común la religión islámica. Baluchistán es una región repartida entre Pakistán, Irán y Afganistán.

viernes, 25 de mayo de 2012

Crece la tensión entre los Estados Unidos y Pakistán.

A pocos días de la reunión cumbre de la OTAN en Chicago sobre el futuro de Afganistán, en la que participó también el presidente Zardari de Pakistán, las relaciones entre los Estados Unidos y su aliado en la región se están deteriorando aceleradamente. ¿Es parte del tira y afloje para lograr un acuerdo económico, una cifra final para restablecer la ruta de abastecimiento? Las declaraciones del senador republicano Lindsey Graham son ácidas, afirmando que Pakistán es un "aliado esquizofrénico" al permitir que una corte tribal haya juzgado y condenado al Dr. Shakil Afridi a treinta y tres años de prisión por haber cooperado con la CIA en la identificación de Osama bin Laden. El representante Dana Rohrabacher fue aún más lejos, calificando a Pakistán como "país terrorista", una acusación para la cual no hay mucho retorno. Palabras duras que pueden impactar en un año de campaña electoral, pero que resuenan con mucho eco en la árida diplomacia del centro y sur de Asia.

Un año de prisión por ofender los símbolos de Kazajstán.


El parlamento de Kazajstán ha aprobado una ley por la que castiga con un año de prisión a quienes ofendan los símbolos de esta nación. El caso más conocido es el de la caracterización de "Borat", un personaje creado por un cómico inglés que ridiculiza a este país centroasiático y que, incluso, tiene un himno en el que afirma que Kazajstán tiene "las prostitutas más limpias de la región". En marzo, el escándalo fue internacional: al ganador de una competición de tiro realizada en Kuwait, cuando se le entregaba la medalla se pasó la parodia del himno, causando de inmediato la protesta del gobierno de Kazajstán, al punto que las autoridades kuwaitíes no sólo debieron disculparse, sino también que repitieron la ceremonia con el himno auténtico. Asimismo, meses pasados un grupo rompió y tiró una bandera a la basura, en una protesta en la región occidental del país. 

jueves, 24 de mayo de 2012

Treinta y tres años de prisión para Shakil Afridi.

El doctor Shakil Afridi fue condenado a treinta y tres años de prisión por haber delatado a Osama bin Laden por una corte tribal de la región de Jiber, en Pakistán. 
Ante esto, desde el Senado de los Estados Unidos se elevaron voces de protesta que proponen una reducción en la ayuda al gobierno de Pakistán, así como también expresó su rechazo la secretaria de Estado Hillary Clinton. El doctor Afridi simuló la vacunación de Osama bin Laden para tomar pruebas de su ADN, a fin de constatar la identidad del tan buscado líder de la terrorista Al Qaeda, que se suponía escondido en algún lugar en la porosa frontera entre Afganistán y Pakistán.
Esto agrega más tensión a la difícil relación entre los Estados Unidos y Pakistán, cuyo gobierno no quiere abrir las rutas de abastecimiento a la OTAN si no es al precio de cinco mil dólares estadounidenses por cada container, precio al que el gobierno de Barack Obama pretende reducir a quinientos.

Ataque de Estados Unidos en Waziristán Norte.

Un drone de Estados Unidos arrojó dos misiles contra una mezquita en Mir Ali en Waziristán Norte, región pakistaní fronteriza con Afganistán (una de las Federally Administered Tribal Areas, FATA), dejando como saldo luctuoso diez muertos y varios heridos.
Otros cinco drones han sido vistos sobrevolando el área, a pesar de que la semana pasada el parlamento de Pakistán exigió el cese de estos vuelos al gobierno de Estados Unidos. 
Estos ataques podrían ser un nuevo obstáculo para las negociaciones entre la OTAN y Pakistán para normalizar las rutas de abastecimiento, cerradas desde noviembre del 2011 por un ataque similar, que causó la muerte de 24 soldados pakistaníes.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Coronación de Sir Hari Singh como Maharajah de Kashmir en 1926.

Kashmir, a cuarenta años del Acuerdo de Simla.


Kashmir o Cachemira es una de las regiones más disputadas en el mundo. Allí se entreveran la India, Pakistán y la República Popular China, anhelando tener la posesión de este enclave que abre las puertas al Asia Central.
Kashmir, en el seno del imperio británico de la India, era gobernada por el Maharaja Hari Singh en el momento de la independencia en 1947. Era una de las tantas regiones que no estaba directamente administrada por los británicos y que, por consiguiente, debía optar por formar parte de Pakistán o la India.  
Jammu y Kashmir tienen una gran diversidad étnica, religiosa y lingüística: en Ladaj, al este, está poblada mayormente por tibetanos budistas; en Baltistan son étnicamente próximos a los tibetanos, pero practican el Islam shiíta; como también Gilgit hay predominio shiíta; el valle de Kashmir propiamente está habitado mayoritariamente por musulmanes, pero hay una importante minoría hindú, los pandits. El Maharaja era hindú.
La creación de Pakistán fue una de las demandas de la Liga Musulmana y su líder, Mohammed Alí Jinnah, que buscaba reunir a todos los indios musulmanes en un solo país, separado. Así fue como se formó este nuevo país que, hasta 1971, comprendía al actual Pakistán (occidental) y el ahora Bangladesh (hasta entonces "Pakistán oriental"). El problema en Kashmir surge en el momento de tomar la decisión por integrarse a la India o Pakistán: el Maharaja Hari Singh jugó con la posibilidad de mantenerse independiente en esa posición estratégica, como un Estado tapón entre tres colosos.
Pero esas veleidades independentistas no lograron mantenerse por mucho tiempo, cuando grupos secesionistas musulmanes de Punch (que fue incorporado al principado en 1936) se rebelaron en 1947. De acuerdo al censo de 1940, el 77% de la población era musulmana, el 20% hindú, repartiéndose el resto entre otras minorías. Los rebeldes de Punch fueron asistidos por pathanes de Pakistán, formando el Azad Kashmir (Kashmir libre). El Maharaja pidió asistencia militar a la India, prometiendo a cambiar su adhesión a la Unión India en octubre de 1947. Este acuerdo será uno de los argumentos esgrimidos por los sucesivos gobiernos de la India para legitimar la incorporación. 

Maharaja Hari Singh (1895-1961)

El Consejo de Seguridad de la ONU emitió dos resoluciones, las 38 y 39 de 1947, llamando a ambos gobiernos a no deteriorar la seguridad de los habitantes, así como estableciendo una Comisión, la UNCIP. En 1948, el Consejo de Seguridad emitió la resolución 47, solicitando a Pakistán el retiro de los pakistaníes en la región (léase los pathanes de Azad Kashmir) que hasta el momento no habían residido allí. Ambas partes cesaron las hostilidades, estableciéndose una línea provisional de separación en 1949. Con el retiro de estos combatientes, la UNCIP solicitó al gobierno de la India el retiro de sus efectivos militares, al tiempo que ambos gobiernos se pusieron de acuerdo en la convocatoria de un plebiscito en Jammu y Kashmir para decidir su porvenir, aunque no detallaron las condiciones. De ese modo, la parte noroeste de Jammu, Punch y Baltistán quedaron bajo control pakistaní (al igual que la franja de Azad Kashmir), en tanto que el resto bajo responsabilidad india (valle de Kashmir, Ladaj, el este de Jammu). La UNCIP nombró un administrador del plebiscito: la ONU nombró al australiano Sir Owen Dixon en 1950.
Para este representante, no tenía sentido un plebiscito para la totalidad del territorio, dada su heterogeneidad, por lo que sugirió plebiscitos por áreas, para determinar cuáles querrían formar parte de uno u otro país. O bien restringir esta consulta a las áreas "grises", en tanto que las que ya estaban definidas que se integraran directamente a la India o Pakistán.
El gobierno de la India tuvo simpatía por esta posición, mas no fue una opinión compartida por el de Pakistán, que buscaba un plebiscito que decidiera sobre el futuro de toda la región.
La parte india fue administrada por el Sheij Abdullah, quien convocó a una asamblea constituyente en 1951; formalmente, a la Unión India sólo le había delegado la política exterior y la defensa, de acuerdo al status especial acordado a este y otros principados en la Constitución. El Sheij Abdullah firmó con Jawaharlal Nehru un Acuerdo de Delhi, y en 1956 la asamblea constituyente declaró formalmente que Jammu y Kashmir era parte integral de la India. De acuerdo a los sucesivos gobiernos de la India, esta asamblea constituyente y las elecciones que le siguieron han sido expresión legítima del deseo de la población a ser parte constitutiva de la Unión India, por lo que carece de sentido convocar al plebiscito originalmente pactado. Es claro que los gobiernos de Pakistán niegan validez a los comicios generales como reemplazo del plebiscito.
En 1962, en la guerra sino-india, la República Popular China tomó el control de la región que ha pasado a denominarse Aksai Chin, así como al año siguiente Pakistán cedió parte de los territorios que controlaba a China. En 1965 se produjo la primera guerra entre India y Pakistán. Año siguiente firmaron la Declaración de Tashkent, tras la mediación soviética, en la que se comprometían a la resolución pacífica del conflicto. No obstante, en 1971 volvieron a enfrentarse, cuando Bangladesh se emancipó del -hasta entonces- Pakistán occidental. A raíz de esta nueva guerra, se llegó al Acuerdo de Simla, rubricado el 3 de julio de 1972 por el presidente pakistaní Zulfikar Alí Bhutto y la primer ministro india Indira Gandhi, por el que se determinó respetar la llamada "línea de control", sin perjuicio de lo reclamado y sostenido por ambas partes, que en pocas semanas más cumplirá cuarenta años, sin haber logrado avances sustanciales en la determinación de la frontera definitiva ni, mucho menos, en la solución de un conflicto que siguió en el tiempo. En otras entradas, más adelante, habremos de desarrollar el agravamiento de la situación por el blanqueo de ambos países de la posesión de armas nucleares en 1998, así como por la guerra global contra el terrorismo de signo islamista tras los atentados del 11 de septiembre del 2001, que desarrolló su accionar sangriento contra víctimas civiles en la India.

domingo, 20 de mayo de 2012

Visita iraní a Kazajstán.

El vicepresidente iraní, Mohammad Javad Mohammadizadeh, visitó al presidente Nursultan Nazarbaiev con el fin de estimular el intercambio económico entre ambas naciones, de mil trescientos millones de dólares. 
Es parte de la ofensiva iraní para salir del aislamiento internacional en el que se halla por su empeño en desarrollar energía nuclear sin permitir el acceso libre de observadores de la OIEA que constaten el uso pacífico de la misma. También hay un problema común que los une: el status del Mar Caspio. 
Nursultan Nazarbaiev, presidente desde la era soviética -él mismo un ex comunista- y que mantiene un férreo control sobre la oposición, no ha permitido el desarrollo de las corrientes islamistas en un país que ha sido secularizado a la fuerza durante decenios. Esta carta, pues, puede interpretarse como parte del juego del presidente kazajo para ampliar su margen de maniobra diplomática en una región que es atravesada por los intereses de Rusia y Occidente.
Una visita que puede despertar suspicacia cuando se celebró el día anterior a la reunión cimera de la OTAN en Chicago, en la que se está debatiendo sobre el futuro de Afganistán.

sábado, 19 de mayo de 2012

La invasión soviética a Afganistán en 1979.


Por Ricardo López Göttig


Con la asunción de Richard Nixon a la presidencia de Estados Unidos en enero de 1969, en plena guerra de Vietnam, el nuevo mandatario de signo republicano se empeñó -junto a su conocido asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger- en lograr la distensión en el enfrentamiento de la guerra fría con la Unión Soviética. El secretario general del Partido Comunista soviético, Leonid Ilich Brezhnev, fue su contraparte en la búsqueda de lo que se dio en llamar la "détente" entre ambas superpotencias, a pesar de que permanecieron abiertos algunos frentes como el del Sudeste asiático. Pero ambos lograron despejar algunas suspicacias y se iniciaron las conversaciones de desarme atómico, procurando llegar a firmar el tratado SALT.
Nixon, que ganó ampliamente la reelección en 1972, debió renunciar por el escándalo del Watergate en agosto de 1974, siendo sucedido por el congresista Gerald Ford, poco antes elegido vicepresidente por el Congreso. El presidente Ford mantuvo esa política de distensión, junto al entonces secretario de Estado Henry Kissinger, llegando a tener una reunión cumbre con Brezhnev en Vladivostok.
Pero estos acercamientos diplomáticos se perdieron durante la presidencia del demócrata Jimmy Carter a partir de 1977, quien intentó ligar la política exterior con la promoción de los derechos humanos en los países de Europa oriental. Carter tuvo una presidencia desafortunada: a comienzos de 1979 cayó el régimen monárquico del Sha Mohammad Reza Pahlevi en Irán, un aliado de los Estados Unidos en el golfo Pérsico. El 4 de noviembre de ese año, un grupo de estudiantes tomó la embajada estadounidense en Teherán, reteniendo como rehenes a los funcionarios que allí se encontraban. Y el 25 de diciembre la Unión Soviética invadió Afganistán, arrojando al cesto de la basura los tibios avances logrados en los años de la distensión.
¿Por qué se produjo esta invasión que desangró a los soviéticos? Brezhnev se hizo célebre por la doctrina que llevó su nombre por la invasión de agosto de 1968 a Checoslovaquia, cuando los tanques del Pacto de Varsovia -con la sola excepción de Rumania- aplastaron el intento del "socialismo con rostro humano" que impulsó Aleksandr Dubček para darle legitimidad y nueva vida al socialismo real. Desde entonces, Brezhnev se hizo adicto a los calmantes, ingesta que terminó deteriorando su cuerpo y facultades mentales. A raíz de este deterioro, el verdadero poder soviético se hallaba en manos de la troika formada por el director de la KGB Iuri Andropov, el ministro de Relaciones Exteriores Andrei Gromiko y el ministro de Defensa Dmitri Ustinov, siendo estos tres miembros del Politburó -el órgano máximo del PC soviético- los que tomaban las decisiones fundamentales.
Observemos el escenario afgano, para comprender la situación interna de este montañoso país. En 1973 fue derrocado el Rey Mohammed Zahir Shah, quien había dado los pasos iniciales hacia la monarquía constitucional y un ambiente más permeable a la secularización y modernización de las costumbres, siendo sucedido por su primo Mohammed Daud Khan, que se proclamó presidente de la República. El Rey partió al exilio, sólo para retornar en el 2002 y colaborar con la reconstrucción del país tras el régimen de los Talibán, sin pretender la restauración de la monarquía. El breve período republicano de Daud se caracterizó por ser un régimen opresor.
En un sangriento golpe en 1978, en la "revolución de abril", militares tomaron el poder en Kabul, le entregaron el gobierno al Partido Democrático Popular de Afganistán (PDPA) y buscaron apoyo en la URSS, cuyos dirigentes al parecer ignoraban este plan. Dado que Afganistán era entonces limítrofe con la Unión Soviética, el nuevo régimen de izquierda recibió constante ayuda económica y consejeros rusos y de Asia Central. Lo cierto es que, como en toda dinámica revolucionaria, comenzó el proceso interno de purgas dentro del PDPA: la fracción Jalq, liderada por Nur Mohammad Taraki y Hafizullah Amín aplicaron el terror stalinista contra la fracción Parcham. A pesar de que los soviéticos sugirieron evitar la aplicación de la purga interna en un régimen tan endeble, Taraki prosiguió con la represión interna. Taraki -primer ministro- firmó un Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Coooperación con Brezhnev en su visita a Moscú. A comienzos de 1979 hubo un levantamiento de orientación islámica en la ciudad de Herat, contraria a las reformas radicales que estaba introduciendo el régimen Jalq, y los líderes de Kabul pidieron asistencia militar a la URSS. Durante varios meses, la troika mencionada debatió la intervención a su aliado inesperado, poniendo atención en la revolución islámica que se estaba desarrollando en Irán simultáneamente. Asimismo, el despliegue del ejército soviético para "salvar la revolución" hubiera significado el fin de la distensión y la no ratificación del tratado SALT de limitación de armas.
Lo cierto es que, en este ambiente tenso, Hafizullah Amin dio un golpe de Estado en septiembre contra el primer ministro Taraki, quien el 9 de octubre de 1979 fue estrangulado en su celda. El 4 de noviembre, los estudiantes iraníes tomaron la embajada de Estados Unidos en Teherán. El 12 de diciembre del mismo año, la OTAN decidió el despliegue de misiles Pershing en Europa occidental. Ante estos sucesos y para demostrar iniciativa política y diplomática, se elaboró un plan de intervención por parte de Ustinov y Andropov para Afganistán, deponer a Amín, bajo el pretexto de que el gobierno afgano ya había solicitado la ayuda militar. Leonid Ilich Brezhnev habría dado su consentimiento a la invasión sin haber logrado entender, por su deterioro, la dimensión de lo que estaba aconteciendo. 
En la cruenta invasión y toma del palacio presidencial, Hafizullah Amín fue detenido y acribillado por los soviéticos, tras lo cual impusieron a Babrak Karmal como nuevo líder afgano, miembro de la facción Parcham. Este, no obstante, fue depuesto por iniciativa de Mijail Gorbachov en 1986 por haber demostrado su ineptitud en el cargo, ya en plena guerra civil contra la insurgencia islámica.
Esta invasión provocó el bloqueo económico de Occidente a la URSS, tan necesitada de alimentos y capitales, sepultó en el olvido al tratado SALT, el boicot a los juegos olímpicos de Moscú de 1980 por parte de los occidentales y contribuyó decisivamente al clima de pesimismo que llevó al fracaso a la presidencia de Carter, derrotado en las elecciones de noviembre de 1980 por el republicano Ronald Reagan.


Bibliografía consultada


Vladislav Zubok, Un imperio fallido. Barcelona, Crítica, 2008.
John Lewis Gaddis, Nueva historia de la Guerra Fría. México, FCE, 2011.
Robert Service, Camaradas. Barcelona, Ediciones B, 2009.
Mijail Gorbachov, Memorias. Barcelona, Plaza & Janés, 1996.
Jean Meyer, Rusia y sus imperios. México, FCE, 2005.
Vladimír Nálevka, Světová politika ve 20. století. Praga, Nakladatelství Aleš Skřívan, 2000. Tomo II.
Běla Plechanovová e Jiří Fidler, Kapitoly z dějin mezinárodních vztahů. 1941-1995. Praga, ISE, 1997. Tomo II.

viernes, 18 de mayo de 2012

Zanahorias para Pakistán.

El gobierno de Pakistán se halla ante una encrucijada política y económica que le deja un escaso margen de maniobra. Su economía está fuertemente endeudada -representa el 65% del PBI-, la inflación es alta y el nivel de inversiones es muy reducido. A esto se suma la presión de la OTAN para volver a utilizar las rutas de Pakistán para abastecer a sus tropas en Afganistán, y una señal diplomática ha sido la invitación al presidente Zardari a concurrir a la reunión cumbre de este fin de semana en Chicago.
En este contexto de déficit fiscal, endeudamiento y pocas perspectivas de crecimiento económico, la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado por abrumadora mayoría de 412 a favor y uno en contra, una enmienda atando el envío de los fondos de apoyo a la Coalición (CSF, Coalition Support Funds) al desbloqueo de las rutas que van desde Karachi hasta Afganistán, atravesando la frontera de la que ya hemos tratado previamente. Es claro que el presidente Zardari está siendo presionado dentro y fuera del país a fin de abrir esos caminos; por otro lado, los miembros de la OTAN -y en particular los Estados Unidos- están intentando reducir los costos de esta guerra que ya lleva más de diez años, por las políticas de austeridad en sus países y por el repliegue de efectivos que debería finalizar en el 2014. Cuatro de los cinco países del Asia Central ex soviética verían reducido su papel estratégico como rutas de aprovisionamiento.
Las CSF son, pues, zanahorias para una economía hambrienta y necesitada de dinero fresco. Es de esperar que estas negociaciones se intensifiquen de hasta la reunión en Chicago.

jueves, 17 de mayo de 2012

Zardari en la cumbre de la OTAN.

El presidente Asif Alí Zardari, de Pakistán, ha confirmado su participación en la cumbre de la OTAN que se celebrará los días 20 y 21 de este mes en Chicago, en el que se debatirá el futuro mediato de Afganistán.
Esta aproximación, tras seis meses desde que el gobierno pakistaní bloqueó el tráfico de provisiones y armamento para las tropas desplegadas por la alianza atlántica en suelo afgano, supone también que puede haber negociaciones para volver a abastecer a esas tropas utilizando el puerto de Karachi. Los caminos alternativos, a través de Asia Central, no sólo son más extensos sino también más costosos por ser, en gran parte, por vía terrestre. No obstante, el gobierno pakistaní no sólo exige tres mil millones de dólares por su cooperación en la lucha contra los Talibán, sino también el pago de cinco mil dólares por el ingreso de cada container en Karachi y su transporte hasta Afganistán. En tiempos en que los Estados Unidos se están preparando ante un eventual enfrentamiento con la República Islámica de Irán y el retiro programado de Afganistán, a completarse en el 2014, Pakistán es una pieza clave para la superpotencia occidental en el tablero del Centro y Sur de Asia.

miércoles, 16 de mayo de 2012

¿Acercamiento OTAN-Pakistán?


El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, invitó al gobierno de Pakistán a la reunión cumbre que se celebrará el próximo fin de semana en Chicago para debatir sobre el porvenir de Afganistán, a la que podría asistir el presidente Asif Ali Zardari. Este acercamiento entre la alianza atlántica -que tiene fuerzas militares desplegadas en ese país centroasiático desde el 2001- y Pakistán, se produce luego de varios meses de bloqueo pakistaní al abastecimiento a través de su territorio a las tropas de la OTAN. El 26 de noviembre del 2011, aviones de la OTAN atacaron por error una avanzada pakistaní en la que murieron 24 soldados, lo que motivó el cierre de la frontera de Pakistán con Afganistán para el envío de municiones y alimentos a las tropas que Estados Unidos y sus aliados mantienen allí. Este desbloqueo no sólo se traduciría en mil trescientos millones de dólares por la cooperación de Pakistán en la guerra contra los Talibán, sino también en el florecimiento de comercio legal y clandestino en la frontera entre ambos países, del que no sólo saldrían beneficiados los occidentales y pakistaníes, sino incluso los Talibán, ya que con sus ataques a los convoyes se proveen de armas. Como ya hemos señalado previamente, ésta una zona "porosa" de larga data y que, en rigor, el gobierno de Pakistán no tiene control efectivo sobre ella, particularmente lo que era la antigua región Provincia fronteriza del Noroeste en el Imperio británico de la India (véase el mapa), actualmente llamada FATA (Federally Administered Tribal Areas), compuesta por la mayoría pashtún.

sábado, 12 de mayo de 2012

La línea Durand, un límite ficticio.


Afganistán fue, en la centuria decimonónica, un país independiente entre las ambiciones expansionistas del Imperio Ruso -que fue incorporando a la fuerza los janatos de Bujara, Jiva y Kokand- y el vasto imperio británico de la India, el Raj Británico. Fue, por consiguiente, una pieza clave en el Gran Juego que se desarrolló en Asia central. Los británicos intentaron en dos ocasiones conquistar este montañoso reino, y en ambas guerras salieron derrotados con pérdidas cuantiosas. 
En 1893, las autoridades británicas en la India impusieron al entonces emir afgano Abdur Rahman una frontera artificial en lo que era una región de continuas disputas. El propulsor de esta frontera fue el entonces secretario de exteriores Sir Mortimer Durand; el emirato afgano, a cambio de este trazado, recibiría un subsidio anual. Esto ponía fuera de la autoridad del emir vastas porciones de territorio que hasta entonces se consideraban en su soberanía, así como partió por la mitad a la población pashtún, que se hallaba -y aún hoy persiste esa situación- a ambos lados de la línea Durand.
Los británicos nunca lograron un control efectivo de esa frontera noroeste, entendiéndose directamente con los líderes tribales, los malik, para mantener el orden en la región. Los gobiernos afganos nunca aceptaron de iure esta frontera impuesta, pero debieron tolerarla de facto ante la presión de las fuerzas europeas en la región. Cabe agregar que ningún régimen político afgano ha reconocido esta demarcación, cuestión que renació cuando se creó la República Islámica de Pakistán, en 1947.
Cuando los británicos se retiraron de la India -que comprendía los territorios de lo que actualmente son la India, Pakistán y Bangladesh-, más de la mitad del territorio estaba bajo soberanía de varios reyes y príncipes que aceptaron la supremacía europea hasta entonces, sin control directo de los ingleses. Se dispuso que, por consiguiente, estos monarcas debían decidir si formarían parte de la India o Pakistán. Afganistán, en esa circunstancia, exigió que también pudiesen decidir su retorno a ese país, dado que el convenio de la línea Durand caducaba con el retiro de los británicos del sur de Asia.
Pakistán, un país multiétnico que no tiene una identidad nacional definida -lo que los une es su carácter mayoritariamente musulmán, frente a la India-, mantuvo la línea Durand como su frontera respecto a Afganistán, y sus sucesivos gobiernos no han estado dispuestos a negociar este trazado.
Lo cierto es que ningún gobierno pakistaní ha tenido control efectivo sobre esta región y, de hecho, los pashtunes ignoran por completo ese límite, siendo un área en la que el Estado está ausente en su rol del uso de la fuerza. Zona de contrabando, se transformó en una región caliente cuando: a) la Unión Soviética invadió Afganistán entre 1979 y 1989, ya que por allí los combatientes antisoviéticos recibieron armas procedentes de Estados Unidos y la República Popular China, y b) a partir del año 2001 y la invasión de la OTAN a Afganistán para derrocar al régimen de los Talibán, ya que estos y los guerrilleros de Al Qaeda tuvieron un santuario al que no ingresaron las tropas de la alianza atlántica en Pakistán.
Estados Unidos ha venido presionando para que el gobierno de Pakistán controlara efectivamente la región del noroeste, a fin de evitar los movimientos islamistas allí radicados, sin éxito. 
Una alternativa sería la creación del Pashtunistán como una nación independiente, lo que significaría que tanto Afganistán como Pakistán perderían la mitad de sus actuales territorios, lo que no será aceptado por ninguno de los gobiernos. Otra posibilidad es que los pashtunes se reintegren a Afganistán -en donde ya son la etnia mayoritaria-, pero ningún gobernante pakistaní aceptaría la secesión de la mitad del país. 
Un callejón sin salida en una región atravesada por conflictos que, tras decenios de guerras, sigue ahondando sus pesares.

martes, 8 de mayo de 2012

"Torneo de sombras", de Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac.

Torneo de sombras: el Gran Juego y la pugna por la hegemonía en Asia central es un libro de Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac sobre el conflicto por el dominio del corazón del continente asiático que se desarrolló primero entre el Imperio Ruso y Gran Bretaña en el siglo XIX, luego la URSS y Gran Bretaña, y finalmente entre la Unión Soviética y Estados Unidos hasta finales de la guerra fría. El estilo tiene la agilidad de la prosa periodística, lo que lo hace sumamente atractivo para el lector que se aproxima por primera vez a la temática, pero no por ello carece de seriedad.
Desde la expansión británica en la India y la anexión rusa de pequeños janatos en Asia central como Bujara y Jiva, era inevitable el choque de ambos imperios europeos en países como Afganistán y Tíbet. En un buen contrapunto, los autores describen las ambiciones, los prejuicios y las acciones de los gobiernos europeos por llevar su control al terreno. Así fue como los británicos invadieron Afganistán en dos ocasiones -con resultados adversos- en la centuria decimonónica, temiendo que ese complejo país llegara a ser dominado por los rusos y, con ello, amenazaran su imperio en la India. De gran interés resultan, entonces, las expediciones geográficas, cartográficas, botánicas, zoológicas y etnológicas que impulsaron ambos colosos europeos, ya sea de científicos propios, o bien de otras nacionalidades. Tanto la Royal Geographical Society como la Sociedad Geográfica Imperial de Rusia fueron promotoras de la investigación en esa extensa geografía, a fin de recabar todos los conocimientos que pudieran ser útiles para la guerra como la posesión en tiempos de paz. Audaces y, en varias oportunidades, chiflados exploradores de Europa, Asia y América se lanzaron a trazar mapas, buscar el nacimiento de los ríos, recabar especímenes y conocer lenguas. Sus hazañas recibían el aplauso de entusiastas lectores que, fascinados por adentrarse en esas latitudes enigmáticas, devoraban los libros de los audaces aventureros.
Esa rivalidad se conoció por los ingleses, en el siglo XIX, como el Gran Juego (Great Game) y como el Torneo de Sombras, por los rusos.
Con la revolución bolchevique y la creación de la Unión Soviética, se generó una nueva rivalidad en la que el Tíbet ocupó un lugar central, dada su situación ambigua con respecto a la República China. Tanto británicos como soviéticos tuvieron especial interés en esa vasta región, en la que desplegaron su política para acercarse al XIII Dalai Lama y al IX Panchen Lama, enemistados.
Los alemanes, por su lado, intentaron apelar a los sentimientos nacionalistas en las dos guerras mundiales. En la primera conflagración, el kaiser Guillermo II intentó provocar el levantamiento de los pueblos de Asia Central; luego, el nazismo promovió expediciones al Tíbet, patrocinadas por Heinrich Himmler, en las que buscaban las raíces arias comunes con los tibetanos... En ambas contaron con el visto bueno del explorador sueco Sven Hedin.
Asia Central atrajo y sigue atrayendo las fantasías. Así fue como los teósofos ubicaron a la mítica Shambhala en esa región, Agvan Dorzhev intentó que el Tíbet fuera protegido por el Zar-Bodhisattva, los nazis quisieron creer en que los mitos de Thule y Shambhala eran el mismo, y que los tibetanos eran arios, Nicholas Roerich habló del Zar Rojo (Lenin) y también entusiasmó al secretario de Agricultura, y luego vicepresidente de Estados Unidos, Henry Wallace...
El libro es fascinante porque la historia de la región lo es. Es un texto que invita a seguir estudiando y leyendo sobre Asia Central.

Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac, Torneo de sombras. Barcelona, RBA, 2008. ISBN 978-84-9867-182-7