miércoles, 27 de febrero de 2013

Los tratados sino-rusos de Livadia (1879) y San Petersburgo (1881).

Como consecuencia de la ocupación rusa del Valle de Ili en 1871, durante la rebelión de Yakub Beg en Kashgaria, se celebraron dos tratados entre las dos potencias imperiales de Asia continental a fin de establecer una nueva frontera, condiciones de comercio y el pago de indemnizaciones por el daño causado a las propiedades rusas.
El primer tratado celebrado por este motivo fue el de Livadia, en 1879, que provocó el rechazo de la corte imperial en Beijing y cuyo negociador, el experimentado Ch'ung-hou, apenas logró evitar ser decapitado. El segundo, que buscó borrar el de Livadia, fue el de San Petersburgo, de 1881. Señala la Dra. Sarah C. Paine que infortunadamente no es accesible la documentación sobre el Tratado de Livadia y que Ch'ung-hou fue demonizado por su actuación diplomática. En su libro abajo citado, explica que el tratado de Livadia comprendía en realidad dos tratados: uno, de dieciocho artículos por el cual Rusia no se retiraba de todos los territorios ocupados -aun cuando así lo había prometido-, sino que conservaba el oeste del valle de Ili y el río T'e-k'o-ssu, dejándole el control del Paso Muzart hacia Kashgaria y Kokand; también garantizaba las propiedades rusas en la parte del valle que devolvía al Imperio Chino; se creaban siete consulados rusos en territorio de los Qing, libre acceso al comercio en Mongolia y Xinjiang, una indemnización a Rusia por cinco millones de rublos (£800.000) y nuevas rutas comerciales en China. El segundo tratado era sobre impuestos, documentos y la navegación del río Sungari en Manchuria.
El Tratado de Livadia también daba la posibilidad a los habitantes locales de adquirir la ciudadanía rusa, por lo que podían gozar de su protección viajando por China. También equiparaba los derechos de los rusos con los de los otros europeos en el comercio en los puertos del Pacífico.
Todas las culpas se arrojaron sobre Ch'ung-hou. No obstante, este diplomático era sumamente experimentado y estuvo en permanente contacto vía telegráfica con la corte en Beijing, enviando los detalles de las negociaciones. Previo a este tratado, Ch'ung-hou participó en negociaciones con otras naciones europeas e incluso viajó a Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Lamentablemente la documentación china fue destruida por los propios implicados, por lo que se desconoce el cambio de opiniones en la corte. Lo cierto es que el general Tso Tsung-t'an, que llevó adelante las campañas contra la rebelión en Xinjiang, fue el principal impulsor del rechazo al tratado. Ch'ung-hou fue sentenciado a ser decapitado por traición, pero la intervención de varios países europeos en su favor logró que se le perdonara la vida. Es muy posible que por las intrigas en la corte no se prestara debida atención a las negociaciones en Livadia. Por un edicto de la Emperatriz Viuda Tz'u-hsi, rechazó el acuerdo celebrado y encargó al general Tso la defensa de la frontera en Xinjiang. La postura de Beijing era mantener la frontera establecida en el protocolo de Tarbagatai de 1864, cuando los rusos atacaron el janato de Kokand.
Los rusos intentaron la ratificación del tratado pero, ante la negativa china, cabían dos posibilidades: mantener el statu quo cuanto fuera posible, o bien recurrir a las armas. Sin embargo, el Imperio Ruso había sido derrotado en el Congreso de Berlín de 1878 y no estaba en condiciones de provocar un enfrentamiento por una región periférica, sospechando que los Qing hubieran contado con el apoyo de Europa occidental. 
Para negociar un nuevo tratado, China envió a su ministro en Francia y Gran Bretaña Tseng Chi-tse a San Petersburgo en julio de 1880. El objetivo principal era no ceder territorio a Rusia y reducir el acceso al comercio en China. A su vez, la Rusia zarista quería mantener las ganancias obtenidas para mantener su prestigio interno y externo. El negociador ruso fue el ministro Biutsov destinado en Beijing, que retornó a la capital rusa.
En las discusiones que se prolongaron hasta febrero de 1881, Tseng probó ser un diplomático sumamente inteligente, perspicaz y firme en sus convicciones, habiendo aprendido de los errores cometidos en los tratados anteriores. Ambos países desplegaron sus tropas en la frontera disputada. 
Finalmente, los rusos accedieron a retornar la mayor parte del valle de Ili y el Paso Muzart a cambio de una indemnización de nueve millones de rublos. También se establecieron 35 poblados fronterizos en los que habría comercio. El trazado de la frontera definitiva quedaría para protocolos posteriores adicionales. Los residentes en Ili que optaran por la ciudadanía rusa deberían trasladarse a la parte occidental. Se establecerían dos consulados rusos inmediatamente y quedaba abierta la posibilidad para otros en el futuro. El tratado de San Petersburgo fue firmado en febrero de 1881, siendo un logro para el Imperio Chino y es, básicamente, la frontera que existió con la Unión Soviética y que aún permanece con los países de Asia Central.


Bibliografía consultada:

S. C. M. Paine, Imperial Rivals: China, Russia, and Their Disputed Frontiers. Armonk, Sharpe, 1996. 
G. Patrick March, Eastern Destiny. Russia in Asia and the North Pacific. Westport, Praeger, 1996. 
John P. LeDonne, The Russian Empire and the World, 1700-1917: The Geopolitics of Expansion and Containment. New York, Oxford University Press, 1997.
Peter C. Perdue, China marches West. The Qing Conquest of Central Eurasia. Cambridge, Harvard University Press, 2005.

domingo, 24 de febrero de 2013

Kashgaria y la rebelión de Yakub Beg.

La actual provincia del Xinjiang (también Sinkiang) era una región periférica para los intereses estratégicos del Imperio Chino, a la que no consideraron como parte integral de sus dominios hasta después de los tratados con Rusia. Los emperadores de la dinastía Qing habían enviado varias expediciones a esa región, siendo la más cruenta la de 1757 en Zungharia –una masacre de proporciones mayúsculas de sus antiguos habitantes- y en 1759 en Kashgaria, repobladas con chinos Han, dungans y uigures. El emperador Qien lung le otorgó el nombre de Xinjiang en 1768, “nuevo dominio”, también conocido como Hsi-yü, “frontera occidental”. Ambas denominaciones son evidencia de que era una incorporación reciente al Imperio que, asimismo, pagaba tributos y no impuestos, tal como se les exigía a los reinos extranjeros como Corea y del Sudeste asiático.
El propósito de los Qing era asegurarse esa región por cuestiones estratégicas. Esta nueva frontera ruso-china no tenía expresión en la composición étnica, ya que a ambos lados de las montañas T’ien-shan viven los mismos nómadas musulmanes que migraban sin prestar atención a las fronteras políticas. Con Rusia se habían celebrado algunos acuerdos delimitando fronteras y comercio, estableciendo con precisión cuáles eran las épocas para el tráfico y las ciudades permitidas para realizarlo.
En la segunda mitad del siglo XIX, el Imperio de Rusia conquistó los janatos de Kokand (1868), Jiva (1873) y Bujara (1876) como parte de su proceso de expansión en Asia. 
Los rusos no sólo anhelaban tener una frontera segura en las estepas meridionales y argüían, al igual que otros países imperialistas de la época su afán de "civilizar", sino también estaban en franca competencia con los británicos en lo que se conoció como el Gran Juego o Torneo de Sombras, particularmente en Asia Central, con la mira puesta en Afganistán y Persia. Asimismo, había un creciente interés comercial en la región, propicia para el cultivo de algodón, cuya demanda y precio se incrementó notablemente durante la guerra civil en los Estados Unidos. En este sentido, el valle de Ili era el más fértil del Turkestán subyugado por los chinos y se conectaba a través del Paso Muzart con Kashgaria, al otro lado de las montañas T'ien-shan.
En 1862 comenzó un levantamiento de los pobladores musulmanes en Shensi (Shaanxi) que no pudo ser contenido por la incompetencia de los corruptos funcionarios chinos que allí estaban. Esta rebelión coincidió, sin estar conectada, con el ocaso de la de los Taiping en China, que ya llevaba más de un decenio en ebullición, por lo que la corte imperial no le prestó debida atención. Al parecer, los instigadores de la rebelión fueron los Dungans, musulmanes sunníes sinificados ya que, en su vestimenta, corte de pelo y hábitos se habían adaptado a los de sus dominadores. En la vasta región también vivían uigures, kirguizios y mongoles.
En 1861 murió el emperador Hsien-feng, dejando como heredero a un niño de cinco años a cargo de una regencia inestable.
La rebelión se extendió de Shensi (Shaanxi) a Kansu, llegando a Zungharia en 1864. Los funcionarios chinos en Ili solicitaron en varias oportunidades la ayuda rusa en armas y tropas, sin éxito. Simultáneamente, los rusos estaban conquistando Kokand, por lo que firmaron un acuerdo con Beijing, que resultó ser el Protocolo de Chuguchak (Tarbagatai) en octubre de 1864, delimitando la frontera de Kokand entre ambos.
En 1866, la rebelión contra la dominación china se extendió a Kashgaria bajo el liderazgo de Yakub Beg, que había combatido contra los rusos en Tashkent. Por un lado, los rusos vieron con preocupación la creación de un nuevo estado musulmán en sus fronteras, ya que era notoria su hostilidad hacia el Imperio de los Zares. Pero, por el otro, contribuía a debilitar y poner en jaque al Imperio Chino. En 1869, el general Kaufman, gobernador general del Turkestán occidental en Tashkent, recibió instrucciones de establecer relaciones con Kashgar  para negociar el paso de las caravanas rusas por el territorio, sin intervenir en el conflicto. El poder de Yakub Beg se estaba extendiendo hacia Zungharia y contaba con el apoyo del gobernador británico en la India, que veía a este nuevo estado como un óbice al avance ruso. 
Ante la posibilidad de que Yakub Beg invadiera el valle de Ili -pretendido por China-, Kaufman tomó la iniciativa de ocupar el Paso Muzart en agosto de 1870. Sostenía que su objetivo era impedir la destrucción de las propiedades rusas en Zungharia y la propagación del desorden. En junio de 1871 conquistó la ciudad de Kulja y anexó el valle de Ili "a perpetuidad". Cuando la corte imperial china reclamó este territorio, la cancillería rusa contestó que sería retornada cuando tuvieran garantías de que no habría más problemas limítrofes en el futuro.
Rusia consideró la posibilidad de apoyar a Yakub Beg y por ello el general Kaufman envió un agente a negociar un acuerdo comercial con el líder de Kashgaria. El sobrino de Yakub Beg viajó a Tashkent y San Petersburgo, siendo recibido por el Zar, un gesto de reconocimiento de la independencia de Kashgaria. Al mismo tiempo, Yakub Beg comenzó a negociar el reconocimiento y presencia de un embajador en la India británica, así como recibió del Sultán otomano tres mil rifles, cañones, instructores militares y el título de Emir. 
El Imperio celestial decidió jugar una de sus mejores cartas enviando al general Tso Tsung-t'ang, quien tras abatir las rebeliones en Shensi y Kansu se dirigió hacia el Turkestán. Con plenos poderes a partir de 1875, derrotó a los rebeldes en Urumchi  en agosto de 1876 y Kashgar en diciembre de 1877. Yakub Beg había muerto en mayo de 1877. En una operación militar que sorprendió a los europeos, los chinos habían logrado recuperar la región en disputa, excepto el Valle de Ili, cuya negociación requirió dos tratados que trataremos en una próxima entrada en este blog: los tratados de Livadia de 1879 -rechazado por China a instancias del general Tso- y el de San Petersburgo, de 1881.


Bibliografía consultada:


S. C. M. Paine, Imperial Rivals: China, Russia, and Their Disputed Frontier. Armonk, Sharpe, 1996.

John P. LeDonne, The Russian Empire and the World, 1700-1917: The Geopolitics of Expansion and Containment. New York, Oxford University Press, 1997.
G. Patrick March, Eastern Destiny. Russia in Asia and the North Pacific. Westport, Praeger, 1996.
Bruce Elleman, Modern Chinese Warfare, 1795-1989. London, Routledge, 2001.